El Corazón del Catatumbo

El Tarra, ubicado en el majestuoso Catatumbo de Norte de Santander, es un municipio lleno de vida, cultura y riqueza natural. Reconocido por sus paisajes imponentes, tradiciones únicas y la calidez de su gente, este rincón de Colombia es el destino ideal para conectar con la naturaleza y descubrir la esencia del campo colombiano.

01. Yuca

El cultivo de yuca en El Tarra es una de las actividades agrícolas más importantes, destacándose por su aporte a la economía local y su resistencia en terrenos del Catatumbo. Este tubérculo es fundamental en la alimentación y cultura de la región.

Resistencia a suelos variados.​
Alto rendimiento por hectárea. ​
Producto básico en la gastronomía local.​
Fuente de ingresos para agricultores. ​
Ciclo de cultivo entre 8-12 meses.​
Adaptable a climas cálidos y húmedos.​

02. Cacao

El cultivo de cacao en El Tarra es una tradición agrícola que simboliza el esfuerzo y dedicación de sus campesinos. Este cultivo es reconocido por su calidad y su importancia en la economía local, siendo uno de los productos más valorados de la región.

Alta calidad en granos. ​
Adaptación a climas tropicales.​
Proceso de fermentación artesanal.​
Fuente de empleo y desarrollo rural.​
Cultivo sostenible y amigable con el medio ambiente.​
Base para la producción de chocolate y derivados.​

03. Piscicultura

La piscicultura en El Tarra es una actividad productiva en crecimiento, aprovechando los recursos hídricos de la región para el cultivo sostenible de peces. Contribuye a la seguridad alimentaria, la generación de ingresos y el desarrollo rural.

Uso de recursos hídricos locales.​
Cultivo de especies como tilapia y cachama. ​
Contribuye a la seguridad alimentaria. ​
Generación de empleo en la región.
Producción sostenible y controlada.
Alternativa económica para los campesinos.
Como joven de El Tarra, me siento profundamente orgullosa de mi tierra. Aquí, en el corazón del Catatumbo, vivimos rodeados de una riqueza natural que nos llena el alma: ríos cristalinos, montañas imponentes y campos fértiles que hablan de vida. Pero lo que realmente hace especial a este lugar no son solo sus paisajes, sino su gente.
En cada rostro hay humildad, en cada sonrisa hay solidaridad, y en cada mano trabajadora hay un espíritu incansable que lucha por un futuro mejor. Nuestro pueblo es pequeño, pero su grandeza está en su corazón, en la calidez con la que recibe a quienes lo visitan, y en las tradiciones que mantenemos vivas con orgullo.
El Tarra no es solo mi hogar; es el reflejo de lo que significa ser resiliente, trabajar con amor y soñar con esperanza. Es un lugar donde la naturaleza y la cultura se entrelazan para recordarnos que, a pesar de las adversidades, siempre hay razones para levantarse y seguir adelante.
Si buscas un rincón en el mundo que te enseñe el valor de la humildad y la belleza de lo simple, ven a El Tarra. Aquí, encontrarás mucho más que un destino; encontrarás una familia
Ana Isabel